
SARDINAS MILLESIMÉ
Gran reserva… ¿de lata? ¡Claro que sí! Hay cosas que mejoran con el tiempo, y las conservas de sardina son una de ellas. Si nunca has oído hablar de las sardinas millesimé o ‘de bodega’, estás a punto de descubrir un nuevo placer gastronómico, a la altura de los mejores jamones curados, los quesos añejos y los vinos de reserva.
Las conservas de sardinas millesimé permanecen en reposo durante meses o años. Así el pescado se va hidratando con el aceite de oliva, los sabores y las texturas se mezclan, la sardina se confita.
El resultado es una sardina de color cobre, sabor intenso y textura suave, en la que no se percibe la piel ni las escamas. ¡Toda una experiencia! ¿Sabías que existen clubs de ‘sardinófilos’? Mira, mira…
origen
Lo primero para obtener sardinas millesimé de calidad es utilizar pescado fresco de gran calidad. Las sardinas millesimé de Rosalita son de la especie Pilchardus, la más apreciada. Se pescan en el Atlántico, y se procesan frescas, fresquísimas. Nada de congelar.
Las aguas frías y batidas de nuestro mar hacen las sardinas más sabrosas y su carne más tersa que las que se pescan en el Mediterráneo. Además, las redes de cerco permiten sacar el pescado sin apenas dañarlo. Así es como se consigue una conserva de calidad óptima.
origen
Lo primero para obtener sardinas millesimé de calidad es utilizar pescado fresco de gran calidad. Las sardinas millesimé de Rosalita son de la especie Pilchardus, la más apreciada. Se pescan en el Atlántico, y se procesan frescas, fresquísimas. Nada de congelar.
Las aguas frías y batidas de nuestro mar hacen las sardinas más sabrosas y su carne más tersa que las que se pescan en el Mediterráneo. Además, las redes de cerco permiten sacar el pescado sin apenas dañarlo. Así es como se consigue una conserva de calidad óptima.
Tradición
Solo las conservas de sardina de la mejor calidad pueden ser curadas ‘en bodega’ para hacer las delicias del buen sardinófilo. Y las conservas de Rosalita lo consiguen.
¿Quieres saber cómo reconocer una buena conserva de sardinas?
Además de hablar en el envase de sardinas frescas y procesadas a mano, el sardinófilo presta mucha atención a las sensaciones que percibe al abrir la lata. El olor tiene que ser suave, con unas notas de olor de mar.
Las sardinas tienen que estar presentadas ‘au blanc’, es decir, con el vientre orientado a la abertura. Así se aprecia de un solo golpe de vista si el eviscerado se ha realizado con técnicas adecuadas. No puede haber abrasiones y la sardina tiene un color cobre brillante, que asegura la frescura del pescado en el momento de envasado.
Tradición
Solo las conservas de sardina de la mejor calidad pueden ser curadas ‘en bodega’ para hacer las delicias del buen sardinófilo. Y las conservas de Rosalita lo consiguen.
¿Quieres saber cómo reconocer una buena conserva de sardinas?
Además de hablar en el envase de sardinas frescas y procesadas a mano, el sardinófilo presta mucha atención a las sensaciones que percibe al abrir la lata. El olor tiene que ser suave, con unas notas de olor de mar.
Las sardinas tienen que estar presentadas ‘au blanc’, es decir, con el vientre orientado a la abertura. Así se aprecia de un solo golpe de vista si el eviscerado se ha realizado con técnicas adecuadas. No puede haber abrasiones y la sardina tiene un color cobre brillante, que asegura la frescura del pescado en el momento de envasado.
Artesanía
Cuando ves una lata de conserva, ¿piensas que todo el trabajo se hace con máquinas? ¡En absoluto! Las de Rosalita se preparan de forma artesanal. Hay cosas que las máquinas no pueden hacer, al menos no con el nivel de calidad necesario.
Seleccionamos y limpiamos las sardinas una a una con nuestras manos, y también las enlatamos a mano. Así nos aseguramos de que el eviscerado sea perfecto, y la apariencia al abrir la lata, impecable.
Artesanía
Cuando ves una lata de conserva, ¿piensas que todo el trabajo se hace con máquinas? ¡En absoluto! Las de Rosalita se preparan de forma artesanal. Hay cosas que las máquinas no pueden hacer, al menos no con el nivel de calidad necesario.
Seleccionamos y limpiamos las sardinas una a una con nuestras manos, y también las enlatamos a mano. Así nos aseguramos de que el eviscerado sea perfecto, y la apariencia al abrir la lata, impecable.
Sabor que
alimenta
En una conserva no sólo se mantiene el alimento en condiciones, también perduran sus nutrientes. Todas las virtudes nutricionales de las sardinas, que no son pocas, se mantienen, e incluso se añade alguna más.
Las sardinas nos aportan todas las ventajas del pescado azul. Son una fuente estupenda de omega-3, vitaminas, proteínas y minerales. La medicina ha demostrado que son buenas para el corazón, la circulación, el metabolismo y para prevenir la anemia.
¿Sabías que la sardina aporta más nutrientes en lata que al natural? Es porque cuando consumimos las sardinas frescas, desechamos las espinas, tan ricas en vitamina D y calcio. Recuérdalo cuando vuelvas a comer sardinas en conserva, ¡la espina alimenta un montón!
Sabor que
alimenta
En una conserva no sólo se mantiene el alimento en condiciones, también perduran sus nutrientes. Todas las virtudes nutricionales de las sardinas, que no son pocas, se mantienen, e incluso se añade alguna más.
Las sardinas nos aportan todas las ventajas del pescado azul. Son una fuente estupenda de omega-3, vitaminas, proteínas y minerales. La medicina ha demostrado que son buenas para el corazón, la circulación, el metabolismo y para prevenir la anemia.
¿Sabías que la sardina aporta más nutrientes en lata que al natural? Es porque cuando consumimos las sardinas frescas, desechamos las espinas, tan ricas en vitamina D y calcio. Recuérdalo cuando vuelvas a comer sardinas en conserva, ¡la espina alimenta un montón!
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